Los avances conseguidos por las asociaciones de pobladores durante los años sesenta generaron un mayor crecimiento de las ocupaciones de terrenos, que se tradujo en tugurización. Por ello, la remodelación de los barrios, entendida como una redistribución equitativa de la población en el territorio pasó a ser una demanda política. Esta segunda unidad explica el desarrollo de este proceso, dirigido por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada a partir de 1970, y que si bien no concluyó satisfactoriamente para todos, fue un terreno fértil para la consolidación de la organización popular y de dirigentes vecinales. Serían años en que las organizaciones de los barrios buscarían articularse en frentes comunes, porque unidos sus demandas por vivienda, educación y servicios básicos podían resonar más fuerte y hacerse escuchar. El hito de ese proceso sería la formación de la Federación de Pueblos Jóvenes y Urbanizaciones Populares de El Agustino en 1979
En 1968, llegaron los jesuitas para hacerse cargo de la parroquia La Virgen de Nazareth, ubicada en la Urbanización La Corporación. Bajo los aires de renovación del concilio Vaticano II (1962-1965) y la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968), iniciarían un trabajo pastoral estrechamente vinculado a las experiencias de las asociaciones de vecinos y su búsqueda de justicia social. Al ir insertándose a la realidad de los agustinianos, descubrirían que el acompañamiento de las organizaciones populares en el contexto de la remodelación era un desafío en el que debían colaborar. Por ello, formaron comunidades cristianas en las que conectaban la fe con las experiencias cotidianas y los anhelos de justicia de los pobladores. Además, iniciaron cursos de capacitación en oficios técnicos para que los vecinos tuviesen más herramientas para ganarse la vida, que eran acompañados con cursos de alfabetización y de análisis de la realidad para dirigentes. Este trabajo sería el germen de SEA, que aparecería formalmente en 1978. Esta unidad rinde homenaje a algunos de los jesuitas que alentaron este trabajo de educación popular y que ya no están con nosotros: Jesús Valverde y Francisco Chamberlain.